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Q3147307 Espanhol
Texto 15A3

        El arte es un lenguaje que hará que niñas, niños y adolescentes se expresen a través de sus diferentes elementos y materiales; será su creatividad e imaginación las que tengan un papel relevante en todo el proceso.

      Cuando dibujan, pintan o realizan actividades de expresión plástica, sin darse cuenta expresan sentimientos y sensaciones, incluso las más profundas dentro de su ser porque las emociones están presentes en todos los seres humanos desde que se nace.

         Al implementar el arte en la educación de niñas y niños se obtienen muchos beneficios, ya que el arte permite sentir y percibir la vida con más profundidad. Las niñas y los niños se vuelven más empáticos, comprensivos y, por lo tanto, mejores seres humanos. Por otro lado, comprenden mejor su entorno y a las personas que les rodean de una manera crítica y madura.

         Además, las artes son un lenguaje que impulsa a las niñas, niños y adolescentes a expresar sus pensamientos por medio de dibujos, teatro, bailes y música, lo que les facilita una interacción visual, auditiva y sensorial distinta con las demás personas. Y, por si eso fuera poco, el arte también desarrolla su pensamiento crítico para analizar y resolver problemas en contextos diferentes, lo que les brinda herramientas para que en el futuro sean personas adultas con criterio y seguridad.

         Adentrarse en el arte es positivo a cualquier edad. Sin embargo, la niñez temprana es el periodo idóneo para enseñar a las niñas y los niños las disciplinas artísticas que existen, ya que esa etapa de su desarrollo se distingue por su capacidad para absorber con facilidad cualquier aprendizaje.

Gobierno de México. El arte es un recurso esencial para el desarrollo
de niñas, niños y adolescentes. Internet: <gob.mx> (con adaptaciones).

Juzgue lo ítem siguiente, a partir del texto 15A3.


Se puede inferir que la adquisición de conocimiento artístico por parte de niños y niñas de poca edad entorpece su proceso comunicativo.

Alternativas
Q3147306 Espanhol
Texto 15A3

        El arte es un lenguaje que hará que niñas, niños y adolescentes se expresen a través de sus diferentes elementos y materiales; será su creatividad e imaginación las que tengan un papel relevante en todo el proceso.

      Cuando dibujan, pintan o realizan actividades de expresión plástica, sin darse cuenta expresan sentimientos y sensaciones, incluso las más profundas dentro de su ser porque las emociones están presentes en todos los seres humanos desde que se nace.

         Al implementar el arte en la educación de niñas y niños se obtienen muchos beneficios, ya que el arte permite sentir y percibir la vida con más profundidad. Las niñas y los niños se vuelven más empáticos, comprensivos y, por lo tanto, mejores seres humanos. Por otro lado, comprenden mejor su entorno y a las personas que les rodean de una manera crítica y madura.

         Además, las artes son un lenguaje que impulsa a las niñas, niños y adolescentes a expresar sus pensamientos por medio de dibujos, teatro, bailes y música, lo que les facilita una interacción visual, auditiva y sensorial distinta con las demás personas. Y, por si eso fuera poco, el arte también desarrolla su pensamiento crítico para analizar y resolver problemas en contextos diferentes, lo que les brinda herramientas para que en el futuro sean personas adultas con criterio y seguridad.

         Adentrarse en el arte es positivo a cualquier edad. Sin embargo, la niñez temprana es el periodo idóneo para enseñar a las niñas y los niños las disciplinas artísticas que existen, ya que esa etapa de su desarrollo se distingue por su capacidad para absorber con facilidad cualquier aprendizaje.

Gobierno de México. El arte es un recurso esencial para el desarrollo
de niñas, niños y adolescentes. Internet: <gob.mx> (con adaptaciones).

Juzgue lo ítem siguiente, a partir del texto 15A3.


Es posible sustituir la locución adverbial “por lo tanto” por la locución por consiguiente, sin que eso suponga una alteración semántica. 

Alternativas
Q3147305 Espanhol
Texto 15A3

        El arte es un lenguaje que hará que niñas, niños y adolescentes se expresen a través de sus diferentes elementos y materiales; será su creatividad e imaginación las que tengan un papel relevante en todo el proceso.

      Cuando dibujan, pintan o realizan actividades de expresión plástica, sin darse cuenta expresan sentimientos y sensaciones, incluso las más profundas dentro de su ser porque las emociones están presentes en todos los seres humanos desde que se nace.

         Al implementar el arte en la educación de niñas y niños se obtienen muchos beneficios, ya que el arte permite sentir y percibir la vida con más profundidad. Las niñas y los niños se vuelven más empáticos, comprensivos y, por lo tanto, mejores seres humanos. Por otro lado, comprenden mejor su entorno y a las personas que les rodean de una manera crítica y madura.

         Además, las artes son un lenguaje que impulsa a las niñas, niños y adolescentes a expresar sus pensamientos por medio de dibujos, teatro, bailes y música, lo que les facilita una interacción visual, auditiva y sensorial distinta con las demás personas. Y, por si eso fuera poco, el arte también desarrolla su pensamiento crítico para analizar y resolver problemas en contextos diferentes, lo que les brinda herramientas para que en el futuro sean personas adultas con criterio y seguridad.

         Adentrarse en el arte es positivo a cualquier edad. Sin embargo, la niñez temprana es el periodo idóneo para enseñar a las niñas y los niños las disciplinas artísticas que existen, ya que esa etapa de su desarrollo se distingue por su capacidad para absorber con facilidad cualquier aprendizaje.

Gobierno de México. El arte es un recurso esencial para el desarrollo
de niñas, niños y adolescentes. Internet: <gob.mx> (con adaptaciones).

Juzgue lo ítem siguiente, a partir del texto 15A3.


Uno de los beneficios de implementar el arte en educación de niñas y niños es que los convierten en seres humanos más sensibles.

Alternativas
Q3147304 Espanhol
Texto 15A3

        El arte es un lenguaje que hará que niñas, niños y adolescentes se expresen a través de sus diferentes elementos y materiales; será su creatividad e imaginación las que tengan un papel relevante en todo el proceso.

      Cuando dibujan, pintan o realizan actividades de expresión plástica, sin darse cuenta expresan sentimientos y sensaciones, incluso las más profundas dentro de su ser porque las emociones están presentes en todos los seres humanos desde que se nace.

         Al implementar el arte en la educación de niñas y niños se obtienen muchos beneficios, ya que el arte permite sentir y percibir la vida con más profundidad. Las niñas y los niños se vuelven más empáticos, comprensivos y, por lo tanto, mejores seres humanos. Por otro lado, comprenden mejor su entorno y a las personas que les rodean de una manera crítica y madura.

         Además, las artes son un lenguaje que impulsa a las niñas, niños y adolescentes a expresar sus pensamientos por medio de dibujos, teatro, bailes y música, lo que les facilita una interacción visual, auditiva y sensorial distinta con las demás personas. Y, por si eso fuera poco, el arte también desarrolla su pensamiento crítico para analizar y resolver problemas en contextos diferentes, lo que les brinda herramientas para que en el futuro sean personas adultas con criterio y seguridad.

         Adentrarse en el arte es positivo a cualquier edad. Sin embargo, la niñez temprana es el periodo idóneo para enseñar a las niñas y los niños las disciplinas artísticas que existen, ya que esa etapa de su desarrollo se distingue por su capacidad para absorber con facilidad cualquier aprendizaje.

Gobierno de México. El arte es un recurso esencial para el desarrollo
de niñas, niños y adolescentes. Internet: <gob.mx> (con adaptaciones).

Juzgue lo ítem siguiente, a partir del texto 15A3.


El substantivo “niñez” es sinónimo de infancia.

Alternativas
Q3147303 Espanhol
Texto 15A3

        El arte es un lenguaje que hará que niñas, niños y adolescentes se expresen a través de sus diferentes elementos y materiales; será su creatividad e imaginación las que tengan un papel relevante en todo el proceso.

      Cuando dibujan, pintan o realizan actividades de expresión plástica, sin darse cuenta expresan sentimientos y sensaciones, incluso las más profundas dentro de su ser porque las emociones están presentes en todos los seres humanos desde que se nace.

         Al implementar el arte en la educación de niñas y niños se obtienen muchos beneficios, ya que el arte permite sentir y percibir la vida con más profundidad. Las niñas y los niños se vuelven más empáticos, comprensivos y, por lo tanto, mejores seres humanos. Por otro lado, comprenden mejor su entorno y a las personas que les rodean de una manera crítica y madura.

         Además, las artes son un lenguaje que impulsa a las niñas, niños y adolescentes a expresar sus pensamientos por medio de dibujos, teatro, bailes y música, lo que les facilita una interacción visual, auditiva y sensorial distinta con las demás personas. Y, por si eso fuera poco, el arte también desarrolla su pensamiento crítico para analizar y resolver problemas en contextos diferentes, lo que les brinda herramientas para que en el futuro sean personas adultas con criterio y seguridad.

         Adentrarse en el arte es positivo a cualquier edad. Sin embargo, la niñez temprana es el periodo idóneo para enseñar a las niñas y los niños las disciplinas artísticas que existen, ya que esa etapa de su desarrollo se distingue por su capacidad para absorber con facilidad cualquier aprendizaje.

Gobierno de México. El arte es un recurso esencial para el desarrollo
de niñas, niños y adolescentes. Internet: <gob.mx> (con adaptaciones).

Juzgue lo ítem siguiente, a partir del texto 15A3.


Cuantos más años tiene el niño o la niña, mejor aprenden el aprendizaje artístico. 

Alternativas
Q3147302 Espanhol
Texto 15A4-IV

        ¿Te has preguntado alguna vez cómo TikTok siempre parece saber qué videos te van a gustar? La respuesta está en su algoritmo, una compleja inteligencia artificial que te conoce mejor que tu madre y tu pareja juntas. A través de sus algoritmos, estas plataformas recopilan una gran cantidad de datos sobre nosotros: sabe quién eres, cómo piensas, lo que te gusta y lo que detestas.

         Pero, ¿cómo funcionan estos algoritmos? «El de TikTok es un algoritmo muy refinado», explica Andrea Leiva, analista de El Orden Mundial. «Siempre parece saber qué videos exactos te tiene que enseñar para que te enganches y no puedas dejar de mirar la aplicación durante horas».

         Según un informe de The Wall Street Journal, TikTok solo necesita dos horas para que su algoritmo capte perfectamente los intereses del usuario, dirigiéndolo a vídeos que probablemente le interesen. Esta capacidad para recopilar información sobre nosotros plantea interrogantes sobre la magnitud de la vigilancia que ejerce la plataforma y cómo utiliza estos datos para manipularnos.

         Pablo Gallego, experto en marketing digital, describe a TikTok como una red social que genera dopamina en el usuario, aumentando su predisposición a visualizar anuncios. «Hay un cruce entre lo que sería la psicología y la tecnología, es decir, cuando empezamos a ver el contenido que nos va gustando y vamos dándole like; y la parte tecnológica que va aprendiendo de lo que nos va gustando y lo que no». Sin embargo, esta estrategia de recopilar y analizar datos de los usuarios ha generado gran preocupación en Estados Unidos de América del Norte, lo que ha llevado a intentos de prohibir TikTok en el país.

El algoritmo de TikTok solo necesita dos horas para conocerte y captar tus intereses.
Internet:<rtve.es>  (con adaptaciones)

A partir del texto 15A4-IV, juzgue lo siguiente ítem. 


En los ejemplos «qué vídeos» (primer párrafo) y «¿cómo funcionan?» (segundo párrafo), ambos vocablos destacados son adverbios interrogativos.

Alternativas
Q3147301 Espanhol
Texto 15A4-IV

        ¿Te has preguntado alguna vez cómo TikTok siempre parece saber qué videos te van a gustar? La respuesta está en su algoritmo, una compleja inteligencia artificial que te conoce mejor que tu madre y tu pareja juntas. A través de sus algoritmos, estas plataformas recopilan una gran cantidad de datos sobre nosotros: sabe quién eres, cómo piensas, lo que te gusta y lo que detestas.

         Pero, ¿cómo funcionan estos algoritmos? «El de TikTok es un algoritmo muy refinado», explica Andrea Leiva, analista de El Orden Mundial. «Siempre parece saber qué videos exactos te tiene que enseñar para que te enganches y no puedas dejar de mirar la aplicación durante horas».

         Según un informe de The Wall Street Journal, TikTok solo necesita dos horas para que su algoritmo capte perfectamente los intereses del usuario, dirigiéndolo a vídeos que probablemente le interesen. Esta capacidad para recopilar información sobre nosotros plantea interrogantes sobre la magnitud de la vigilancia que ejerce la plataforma y cómo utiliza estos datos para manipularnos.

         Pablo Gallego, experto en marketing digital, describe a TikTok como una red social que genera dopamina en el usuario, aumentando su predisposición a visualizar anuncios. «Hay un cruce entre lo que sería la psicología y la tecnología, es decir, cuando empezamos a ver el contenido que nos va gustando y vamos dándole like; y la parte tecnológica que va aprendiendo de lo que nos va gustando y lo que no». Sin embargo, esta estrategia de recopilar y analizar datos de los usuarios ha generado gran preocupación en Estados Unidos de América del Norte, lo que ha llevado a intentos de prohibir TikTok en el país.

El algoritmo de TikTok solo necesita dos horas para conocerte y captar tus intereses.
Internet:<rtve.es>  (con adaptaciones)

A partir del texto 15A4-IV, juzgue lo siguiente ítem. 


En «aumentando su predisposición» (cuarto párrafo), el posesivo marcado se refiere a usuario.

Alternativas
Q3147300 Espanhol
Texto 15A4-IV

        ¿Te has preguntado alguna vez cómo TikTok siempre parece saber qué videos te van a gustar? La respuesta está en su algoritmo, una compleja inteligencia artificial que te conoce mejor que tu madre y tu pareja juntas. A través de sus algoritmos, estas plataformas recopilan una gran cantidad de datos sobre nosotros: sabe quién eres, cómo piensas, lo que te gusta y lo que detestas.

         Pero, ¿cómo funcionan estos algoritmos? «El de TikTok es un algoritmo muy refinado», explica Andrea Leiva, analista de El Orden Mundial. «Siempre parece saber qué videos exactos te tiene que enseñar para que te enganches y no puedas dejar de mirar la aplicación durante horas».

         Según un informe de The Wall Street Journal, TikTok solo necesita dos horas para que su algoritmo capte perfectamente los intereses del usuario, dirigiéndolo a vídeos que probablemente le interesen. Esta capacidad para recopilar información sobre nosotros plantea interrogantes sobre la magnitud de la vigilancia que ejerce la plataforma y cómo utiliza estos datos para manipularnos.

         Pablo Gallego, experto en marketing digital, describe a TikTok como una red social que genera dopamina en el usuario, aumentando su predisposición a visualizar anuncios. «Hay un cruce entre lo que sería la psicología y la tecnología, es decir, cuando empezamos a ver el contenido que nos va gustando y vamos dándole like; y la parte tecnológica que va aprendiendo de lo que nos va gustando y lo que no». Sin embargo, esta estrategia de recopilar y analizar datos de los usuarios ha generado gran preocupación en Estados Unidos de América del Norte, lo que ha llevado a intentos de prohibir TikTok en el país.

El algoritmo de TikTok solo necesita dos horas para conocerte y captar tus intereses.
Internet:<rtve.es>  (con adaptaciones)

A partir del texto 15A4-IV, juzgue lo siguiente ítem. 


El sujeto de los verbos de la secuencia «sabe quién eres, cómo piensas, lo que te gusta» (primer párrafo) es «tú». Si quisiéramos cambiar el sujeto por usted, la construcción quedaría Sabe quién es, cómo piensa, lo que le gusta.

Alternativas
Q3147299 Espanhol
Texto 15A4-IV

        ¿Te has preguntado alguna vez cómo TikTok siempre parece saber qué videos te van a gustar? La respuesta está en su algoritmo, una compleja inteligencia artificial que te conoce mejor que tu madre y tu pareja juntas. A través de sus algoritmos, estas plataformas recopilan una gran cantidad de datos sobre nosotros: sabe quién eres, cómo piensas, lo que te gusta y lo que detestas.

         Pero, ¿cómo funcionan estos algoritmos? «El de TikTok es un algoritmo muy refinado», explica Andrea Leiva, analista de El Orden Mundial. «Siempre parece saber qué videos exactos te tiene que enseñar para que te enganches y no puedas dejar de mirar la aplicación durante horas».

         Según un informe de The Wall Street Journal, TikTok solo necesita dos horas para que su algoritmo capte perfectamente los intereses del usuario, dirigiéndolo a vídeos que probablemente le interesen. Esta capacidad para recopilar información sobre nosotros plantea interrogantes sobre la magnitud de la vigilancia que ejerce la plataforma y cómo utiliza estos datos para manipularnos.

         Pablo Gallego, experto en marketing digital, describe a TikTok como una red social que genera dopamina en el usuario, aumentando su predisposición a visualizar anuncios. «Hay un cruce entre lo que sería la psicología y la tecnología, es decir, cuando empezamos a ver el contenido que nos va gustando y vamos dándole like; y la parte tecnológica que va aprendiendo de lo que nos va gustando y lo que no». Sin embargo, esta estrategia de recopilar y analizar datos de los usuarios ha generado gran preocupación en Estados Unidos de América del Norte, lo que ha llevado a intentos de prohibir TikTok en el país.

El algoritmo de TikTok solo necesita dos horas para conocerte y captar tus intereses.
Internet:<rtve.es>  (con adaptaciones)

A partir del texto 15A4-IV, juzgue lo siguiente ítem. 


Es posible sustituir «Sin embargo» (último párrafo) por Por supuesto sin que ello provoque ninguna alteración semántica en el texto.  

Alternativas
Q3147298 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


En el enunciado «la trampa del fin de semana» (último párrafo), el término marcado es una contracción formada por la preposición «de» y el artículo masculino «el».

Alternativas
Q3147297 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


Es posible sustituir «cena» (último párrafo) por desayuno, sin que eso suponga ninguna alteración semántica. 

Alternativas
Q3147296 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


En el enunciado «No hay que dejarles que duerman» (último párrafo), el término marcado -les se refiere al fin de semana.

Alternativas
Q3147295 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


Si el centro escolar está distante del lugar desde donde se desplaza el adolescente, es aconsejable que use un medio de transporte, pero que evite ir sentado.

Alternativas
Q3147294 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


El pediatra consultado desaconseja realizar las evaluaciones académicas al inicio de la semana. 

Alternativas
Q3147293 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


En el enunciado «Ella apela a la comprensión» (tercer párrafo), el sujeto es femenino; si decidimos poner el sujeto en masculino, el resultado es Ello apela a la comprensión.

Alternativas
Q3147292 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


En el enunciado «este ritmo de 24 horas» (segundo párrafo), la forma correcta de escribir por extenso el numeral es veinticuatro.

Alternativas
Q3147291 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


Es posible sustituir la construcción verbal «hemos conseguido» (tercer párrafo) por conseguiremos, sin que se produzca ninguna alteración en el sentido del texto.

Alternativas
Q3147290 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


De acuerdo con el doctor consultado, el ritmo circadiano del adolescente se reduce.

Alternativas
Q3147289 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


El vocablo destacado en «Lo que uno no espera» (primer párrafo) es un artículo neutro. 

Alternativas
Q3147288 Espanhol
Texto 15A4-III

        Cuando se tienen hijos, la noche cambia de significado. De bebés se tiene la esperanza de que más tarde o más temprano acaben regulando el sueño para poder dormir. Lo que uno no espera es que la batalla por irse a la cama dure hasta la adolescencia. Los adolescentes tienen que dormir más que un adulto. La horquilla de horas que deberían descansar cada noche está entre las ocho y las diez. Pero pocos cumplen con esto.

        El pediatra Óscar Sans lo explica: «Cuando llega la preadolescencia o la adolescencia, los jóvenes sufren muchos cambios físicos y hormonales. Y una de las cosas que les pasan es que se transforman. Su ritmo circadiano, este ritmo de 24 horas que nos marca el estar despierto y el estar dormido, se alarga. Y lo que vemos, dicho a grandes rasgos, es que se vuelven más nocturnos».

         «No pueden fisiológicamente conciliar el sueño a la hora que era habitual», apoya María Ángeles Bonmatí, investigadora postdoctoral. Ella apela a la comprensión de este fenómeno para evitar esas broncas diarias que no benefician ni a padres ni a hijos. «Segregan melatonina, que es una hormona que secreta la glándula pineal y que nos da el pistoletazo de salida para el proceso del sueño, más tarde que los adultos», prosigue. Eso quiere decir que el sueño le va a entrar sí o sí más tarde. Y da igual si hemos conseguido que se vayan a la cama o no.

         Los adolescentes segregan melatonina más tarde que los adultos. Y precisamente aquí es donde entran en juego las pantallas. «Las que tienen una luz del espectro azul que retrae la melatonina», advierte Sans. Y como no encuentran el sueño, se ponen a enredar por puro aburrimiento, todavía retrasan más la aparición natural de la somnolencia. «Parece ser que son, además, más sensibles que los adultos a estos estímulos, incluida la pantalla de la televisión», añade Bonmatí.

         Los horarios normales de la sociedad también juegan en contra de los adolescentes. A las ocho ya suena el timbre de la primera clase del instituto. Habría que intentar que los adolescentes no lleguen dormidos. «Un buen consejo es que vayan andando a clase», recomienda Sans. Si está muy lejos, pues un ratito a pie y otro en el medio de transporte que sea necesario.

         Otra recomendación sería no poner a primera hora las asignaturas más duras o tediosas, sino las que les vayan a estimular. Y fijar los exámenes en el momento de la semana en el que tengan un mayor rendimiento: «Mejor un miércoles que un lunes».

         Verdades y mentiras de dormir bien: i) la trampa del fin de semana. «El sueño que los adolescentes pierden entre semana no lo recuperan el fin de semana. No hay que dejarles que duerman todo lo que quieran», alerta el neurofisiólogo Óscar Sans; ii) ojo con la cena. Ni comidas muy copiosas y con grasas, ni mucho líquido en la cena.

Razones por las que los adolescentes se van tan tarde a la cama.
Internet:<elcorreo.com>  (con adaptaciones).

A partir del texto 15A4-III, juzgue lo ítem a seguir.


En el enunciado «Cuando se tienen hijos» (primer párrafo), el verbo es una construcción impersonal. 

Alternativas
Respostas
14541: E
14542: C
14543: C
14544: C
14545: E
14546: E
14547: C
14548: C
14549: E
14550: C
14551: E
14552: E
14553: E
14554: C
14555: E
14556: C
14557: E
14558: E
14559: C
14560: C